Esta joya de Cataluña alberga 7 lugares impresionantes que incluso los lugareños están redescubriendo

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Tarragona es una ciudad que me robó el corazón la primera vez que la visité.

Situada en la costa dorada catalana, esta ciudad milenaria combina a la perfección su impresionante patrimonio romano con playas de arena fina y una gastronomía que te hará querer quedarte para siempre.

Después de varias visitas, he recopilado los siete lugares que considero imprescindibles si quieres conocer la verdadera esencia de Tarragona.

Te aseguro que no son los típicos sitios que aparecen en todas las guías turísticas, aunque algunos sean inevitables por su belleza e importancia histórica.

1. El Anfiteatro Romano: historia frente al Mediterráneo

El Anfiteatro Romano de Tarragona no es solo un monumento histórico más; es una experiencia que te transporta directamente al siglo II d.C. mientras contemplas el mar Mediterráneo. Construido en la ladera que desciende hacia el mar, este anfiteatro podía albergar hasta 14.000 espectadores que acudían a ver combates de gladiadores y otros espectáculos.

Lo que hace único a este anfiteatro es su ubicación privilegiada. Mientras recorres sus gradas, el azul del Mediterráneo se funde con las piedras milenarias creando un contraste fascinante entre naturaleza e historia. En el centro del anfiteatro también puedes ver los restos de una basílica visigótica y una iglesia románica posterior, testimonio de cómo las diferentes épocas se han ido superponiendo en este espacio.

Mi consejo es visitarlo a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando la luz dora la piedra y hay menos turistas. El precio de entrada es de unos 3,5€, aunque existe la opción de comprar entradas combinadas para visitar varios monumentos romanos.

2. El Paseo Arqueológico: un viaje por las murallas romanas

Las murallas romanas de Tarragona son las mejor conservadas de España y recorrerlas es como dar un paseo por la historia. El Paseo Arqueológico te permite caminar junto a estos imponentes muros de más de 2000 años de antigüedad, con tramos que alcanzan los 10 metros de altura.

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Lo más impresionante es que estas murallas no son simplemente un vestigio arqueológico aislado, sino que forman parte del entramado urbano actual de la ciudad. A lo largo del recorrido encontrarás torres de vigilancia, como la Torre del Arzobispo, desde donde las vistas de la ciudad y el mar son espectaculares.

Entre los cipreses y jardines que flanquean el paseo, descubrirás pequeños detalles como inscripciones ibéricas o marcas de los legionarios romanos que construyeron estos muros. Es un lugar perfecto para hacer fotos, especialmente cuando la luz del atardecer tiñe de dorado la piedra calcárea.

3. La Catedral de Santa María: el corazón medieval de Tarragona

Ubicada en el punto más alto de la ciudad antigua, la Catedral de Santa María es una joya del arte románico y gótico que domina el skyline de Tarragona. Construida entre los siglos XII y XIV sobre las ruinas de lo que fue un templo romano y posteriormente una mezquita, esta catedral cuenta historias de todas las civilizaciones que han pasado por la ciudad.

El claustro de la catedral es uno de mis rincones favoritos en toda Tarragona. Sus arcos góticos, la vegetación y la fuente central crean un ambiente de paz que contrasta con el bullicio turístico. Fíjate en los capiteles de las columnas, donde encontrarás escenas bíblicas y representaciones de la vida cotidiana medieval talladas con sorprendente detalle.

El retablo del altar mayor, obra del escultor Pere Johan, es una maravilla gótica en alabastro que no debes perderte. Y si tienes tiempo, sube a la torre del campanario para disfrutar de una vista panorámica de toda la ciudad y el mar.

4. La Playa de El Miracle: el azul a un paso del centro histórico

A tan solo diez minutos caminando desde el casco antiguo se encuentra la Playa de El Miracle, una extensa franja de arena fina que se extiende a lo largo de casi un kilómetro. Lo que hace especial a esta playa es precisamente su cercanía al centro histórico, permitiéndote combinar cultura y baño en un mismo día sin necesidad de desplazamientos.

Desde la arena puedes contemplar una de las mejores vistas del anfiteatro romano, con el mar como telón de fondo. El paseo marítimo está lleno de pequeños restaurantes donde probar arroces y pescados frescos. Mi recomendación personal es El Llagut, donde preparan un arroz negro con sepia que es para morirse.

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Si te gusta el deporte, esta playa cuenta con redes de voleibol y zonas habilitadas para diferentes actividades. Y para los más románticos, los atardeceres desde El Miracle, con el sol poniéndose tras el perfil de la ciudad antigua, son simplemente mágicos.

5. El Balcón del Mediterráneo: el mirador imprescindible

Al final de la Rambla Nova, el Balcón del Mediterráneo es un mirador que se asoma al mar desde un acantilado de 23 metros de altura. Esta terraza natural es el lugar perfecto para tomar un respiro después de recorrer el centro de la ciudad.

La barandilla modernista de hierro forjado es un símbolo de la ciudad y un punto de encuentro tanto para locales como para visitantes. Según la tradición, hay que tocar la barandilla mientras se mira al horizonte para traer buena suerte. Yo lo hago cada vez que visito la ciudad, y hasta ahora me ha funcionado.

Desde este balcón natural se pueden observar las playas de El Miracle y La Arrabassada, así como toda la costa dorada que se extiende hacia el norte. Si tienes la suerte de visitarlo durante las fiestas de Santa Tecla en septiembre, podrás disfrutar desde aquí de unos espectaculares fuegos artificiales sobre el mar.

6. El Circo Romano: carreras bajo tierra

El Circo Romano de Tarragona es uno de los mejor conservados de Occidente, aunque gran parte de él permanece oculto bajo edificios modernos. Lo fascinante es que puedes acceder a las bóvedas subterráneas que sostenían las gradas, creando una experiencia casi de catacumbas.

Este circo, donde se celebraban carreras de cuadrigas, tenía capacidad para unos 30.000 espectadores, lo que da una idea de la importancia de Tarraco en la época romana. La visita te permite recorrer los túneles abovedados y entender cómo funcionaba este espectacular recinto de 325 metros de longitud.

Lo más curioso es que la actual Plaza de la Font, llena de terrazas y restaurantes, está construida exactamente sobre la arena del circo. Así que cuando tomas una cerveza en esta plaza, estás sentado justo donde hace 2000 años las cuadrigas corrían a toda velocidad.

7. La Punta de la Móra: naturaleza salvaje a las puertas de la ciudad

A unos 15 minutos en coche del centro de Tarragona se encuentra la Punta de la Móra, un espacio natural protegido que alberga algunas de las calas más bonitas de la Costa Dorada. Este cabo rocoso cubierto de pinos ofrece un contraste perfecto con el patrimonio histórico de la ciudad.

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La Cala Fonda, también conocida como Waikiki por los locales, es una pequeña playa virgen rodeada de acantilados y pinos que te hará sentir como si estuvieras en un paraíso escondido. El agua es cristalina y de un azul turquesa que parece más propio del Caribe que del Mediterráneo.

Si te gusta el senderismo, el camino de ronda que recorre todo el cabo te permitirá descubrir pequeñas calas solitarias y disfrutar de vistas espectaculares. Y para los amantes del snorkel, los fondos marinos de esta zona están llenos de vida gracias a las praderas de posidonia.

Consejos prácticos para visitar Tarragona

¿Cuándo ir?

El mejor momento para visitar Tarragona es en primavera (abril-junio) o a principios de otoño (septiembre-octubre). Evitarás las multitudes del verano y disfrutarás de un clima perfecto para combinar visitas culturales y baños en el mar.

¿Dónde alojarse?

Te recomiendo buscar alojamiento en la Parte Alta (casco antiguo) para estar cerca de los principales monumentos. El Hotel Plaça de la Font tiene una ubicación inmejorable, justo sobre el antiguo circo romano. Si buscas algo más económico, el Hostal 977 ofrece habitaciones limpias y cómodas a buen precio.

Gastronomía imprescindible

  • Romesco: salsa típica elaborada con almendras, avellanas, ñoras y tomate.
  • Calçots: si visitas entre enero y marzo, no puedes perderte una calçotada.
  • Arroces: el arroz negro y el arroz a banda son especialidades locales.
  • Chartreuse: licor de hierbas que tiene una fuerte tradición en la ciudad.

Transporte

Tarragona es una ciudad muy cómoda para recorrer a pie, especialmente la parte histórica. Si quieres visitar las playas más alejadas como la Punta de la Móra, te recomiendo alquilar un coche o usar el servicio de autobuses urbanos (líneas 8 y 9 en verano).

Después de varias visitas a Tarragona, cada vez descubro nuevos rincones que me enamoran. Esta ciudad tiene la capacidad de transportarte a través del tiempo mientras te permite disfrutar del presente con sus playas, su gastronomía y su ambiente mediterráneo. Ya sea que busques historia, naturaleza o simplemente relajarte frente al mar, Tarragona tiene algo especial que ofrecerte. Y como dicen los tarraconenses: «Qui en beu, torna» (Quien bebe de ella, regresa). Yo ya he vuelto varias veces, y seguro que tú también querrás hacerlo.

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