La exposición ‘Las maravillas de la Belle Époque’ reúne los carteles más icónicos y representativos del profesor francés Jules Chéret en la renovada sala Gran Capitán. La muestra entiende treinta y siete carteles, prácticamente la mitad de la compilación que lograra acumular en vida Valentine Dethomas, esposa del pintor Ignacio Zuloaga y el día de hoy propiedad de su bisnieto Carlos Laborde. Los expuestos, de diferentes formatos, estilo sensual y exponentes de la modernidad, corresponden a series completas de las que componen la singular compilación.
El centro cultural acoge esta exposición, única y también nueva, hasta el día 1 de abril. A la capital de España, ya antes, y a Granada, ahora, le han correspondido el privilegio de ser las urbes que tienen la ocasión de contemplar las maravillas de una temporada, la segunda mitad del siglo XIX, coincidente con la revolución industrial y con un planeta, el del arte, que mira a París como urbe sensual, vanguardista y moderna. La cultura de la imagen, el dinamismo y el cromatismo de unos carteles dibujados con fines promocionales muestran a una mujer feminista mas seductora. No en vano, Chéret consiguió distinguirse como consumado acuarelista y medir sus composiciones con el otro grande de su tiempo, Toulouse-Lautrec. La técnica de realización de estos carteles es dibujo coloreado con acuarela y la impresión es de tricomía, esto es, una litografía de 3 piezas.
La libertad creativa, la adaptación a un nuevo público, producto y gusto de quien se considera el rey de los carteles transforma sus obras en “genuinos cuadros impresos en papel”, ha afirmado María de Leyva, concejal de Cultura, a lo largo de la presentación de la muestra. En el acto han participado, aparte del bisnieto, Carlos Alonso, comisario de la exposición, y María Rosa Suárez de Zuloaga, nieta del pintor. Exactamente, los carteles han salido de la Fundación Zuloaga, sita en la localidad segoviana de Pedraza de la Sierra, cara Granada merced al “cariño y admiración” que los descendientes del artista tienen a esta tierra, ha reconocido De Leyva.
La maestría de Jules Chéret se encuentra en la capacidad de convertir el mensaje promocional en objeto artístico, trascendiendo el valor de lo anunciado. Por eso de forma rápida estos carteles, anunciadores de productos y espectáculos, como los del aceite que iluminara las calles de la capital gala y los números del renombrado Folie Bergèr, colgasen de las tapias de la ciudad de París, actuando de improvisados museos al aire libre y a la vista de todo el pueblo.
‘Las maravillas de la Belle Époque’ continúa abierta al público de diecisiete a veintiuno y treinta horas, de martes a sábados, y de diez de la mañana a 2 de la tarde, domingos y festivos. La sala va a cerrar los días diecisiete, dieciocho, veinticuatro, veinticinco y veintiocho de febrero.